La rutina que nos imponemos drena nuestra fuerza, sobre todo sino desarrollamos la disciplina para dedicarle el tiempo necesario tanto al descanso como a la preparación e ingesta de los alimentos necesarios. Para dormir adecuadamente necesitamos disipar el torbellino de ideas y calmar las emociones para ver claramente tras esa tormenta cómo las dificultades pasan y los problemas se resuelven.
Existe un debate psicológico en cuanto a si la personalidad es fija e inmutable, parte de quienes somos o si es flexible dependiendo de la situación. La personalidad puede estar dada de una naturaleza determinada, digamos la primer naturaleza y proceder en consecuencia de ésta, por otro lado también podemos actuar fuera de nuestra condición, por ejemplo alguien retraÃdo puede conducirse de forma animada y vivaz frente a una audiencia, asà como una persona sociable y abierta puede estudiar a solas y en silencio para un examen igual que alguien retraÃdo, sin embargo aún cuando somos capaces de funcionar bien fuera de nuestra condición pagamos un alto precio por actuar fuera de ella, debido a que nos socava la resistencia y se convierte en un problema a menos que realicemos un balance del tiempo que pasamos entre los perÃodos procediendo fuera de nuestro carácter y el tiempo que vayamos acorde con nuestra primera naturaleza. Un introvertido después de estar en público probablemente requiera de bastante tiempo a solas para recuperarse y un extrovertido quizá necesite salir de fiesta con un grupo grande de amigos después de estudiar solo. La única forma de lograr la recarga energética para el óptimo funcionamiento es buscar perÃodos de restauración.
Si fallamos en reconocer esta necesidad, asà como en solventarla, iremos por la vida compensando estas carencias fÃsicas o emocionales, de tal forma podrÃamos comer en exceso, tomar demasiado café, alcohol, tabaco o sostener relaciones co-dependientes como sustitutos inadecuados.
¿Cuáles son tus sustitutos?
¿Cuáles son las actividades que te regeneran?